Octubre de 2009
Año V, Número 44


Speaking desde las heridas rememora lo que puede caer en el olvido:
Claire Joysmith

Como parte de sus actividades, el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) presentó el libro Speaking desde las heridas. Cibertestimonios Transfronterizos/ Transborder (September 11, 2001-March 11, 2007), prologado por John Beverley (eu), Cristina Rivera Garza (México) y Maria Antònia Oliver-Rotger (Barcelona). Claire Joysmith, editora de este material, conversó con Humanidades y Ciencias Sociales en torno al origen, los objetivos y aportes de la obra, y explicó que “este libro está inspirado en la necesidad de explorar y adentrarse en procesos culturales de sanación, tanto individuales como colectivos”.

Maestra en lengua y literatura inglesa y norteamericana contemporáneas por la Queen Mary College de la London University, e investigadora adscrita al Área de Estudios de la Integración del CISAN, Claire Joysmith se especializa en estudios culturales y literarios, de género y transfronterizos. Actualmente desarrolla los proyectos de investigación “Cibertestimonios transfronterizos post-11 de septiembre 2001” y “Manifestaciones culturoliterarias contemporáneas femeninas de las etnias en Estados Unidos”.

Speaking desde las heridas es una compilación de 114 cibertestimonios “que reúne respuestas multivocales a un momento de fisura en la historia, como lo fue el 11 de septiembre de 2001. Reúne también reflexiones retrospectivas que abarcan entre cinco y seis años desde el momento del desplome de las Torres Gemelas en Nueva York, cuyos múltiples efectos de onda todavía no han sido del todo evaluados”. Cabe recordar que esta obra surgió como continuación del libro One Wound for Another/Una herida por otra: Testimonios de Latin@s in the U.S. Through Cyberspace (11 de septiembre de 2001-11 de marzo de 2002), prologado por Elena Poniatowska y editado en 2005 por el cisan y por universidades en Colorado y California.

De acuerdo con Joysmith, Speaking desde las heridas es “una respuesta colectiva surgida a partir de dos narrativas, dos heridas múltiples: una, expresada mediante la frase ‘se lo merecían’, refiriéndose a los estadounidenses; y la otra, procedente del ex presidente George W. Bush: ‘O están con nosotros o contra nosotros’. Ambas narrativas son reacciones viscerales a una multiplicidad de heridas del pasado, y se deja de contemplar que, por ejemplo, quienes murieron en las Torres Gemelas fueron en su mayoría migrantes, muchos de ellos mexicanos y sudamericanos. Asimismo, se olvida que son unos 46 millones de mexicanos, mexicanoamericanos, chicanos y latinoestadounidenses —que residen en eu—, quienes siguen experimentando en carne propia las repercusiones de dichos atentados”.

“En la búsqueda de narrativas alternativas a las mencionadas, se apeló —mediante una convocatoria enviada por el ciberespacio— a aquellas voces que podrían hablar, desde su colocación transfronteriza, acerca de sus heridas individuales y colectivas”.  

¿Cuál es el propósito de este libro?
—En este volumen, el 11 de septiembre funge como agente imantador, como catalizador de memoria. Se compiló con la intención de documentar y compartir una multiplicidad de perspectivas, de voces, que en conjunto pudieran crear una visión caleidoscópica, transfrontera, de los efectos de esos acontecimientos y sus secuelas tanto en las vidas como a nivel colectivo.

La idea fue crear y ofrecer un espacio transfronteras que reuniera muchas experiencias, que cruzara fronteras múltiples y de varios tipos. La intención fue reunir una visión no sólo de los latinos o chicanos en Estados Unidos, sino también de mexicanos y mexicanas en distintas partes de la República y de Latinoamérica e inclusive Europa. De hecho, hay voces que provienen de puntos geográficos variados, tales como la frontera México-Estados Unidos, Canadá, Argentina, Cuba, Puerto Rico, Hawái y España. Pero lo más relevante es que quienes participaron, al escribir frente a sus computadoras desde cualquier ubicación geográfica, eligieron responder al identificarse y colocarse de un modo u otro con el ser y el vivir como “transfronterizo/a” o “transborder” en sus vidas cotidianas y en sus trayectorias genealógicas también.

No hay que olvidar que existen heridas pasadas que se avivaron a raíz del 11 de septiembre, las cuales son parte de una multiplicidad de heridas abiertas manifestadas no sólo en México y en Estados Unidos o en la zona fronteriza, sino también en distintas partes del mundo y en gente muy diversa.

¿Por qué se decidió emplear testimonios y cibertestimonios para realizar la obra?
—El testimonio, que Ranajit Guha llama “la voz pequeña de la historia”, es un instrumento maleable que permite hablar honestamente, con el corazón en la mano, acerca de una experiencia personal, pero que también se localiza en la frontera de lo colectivo. Elegí la forma testimonial porque se ubica en los límites de lo literario mismo, y eso me interesa mucho. Digamos que hay fronteras que sólo es posible cruzar por medio del testimonio.

En el caso del cibertestimonio —si bien a nivel antropológico no se considera testimonio como tal debido a que no existe un mediador-entrevistador, sino que se da por medio de una computadora y del ciberespacio—, el testimonialista, término que utiliza el culturalista argentinoestadounidense George Yúdice, está frente al teclado, todo su sentir llega a la yema de los dedos y puede “hablar” de manera más fluida, puede explayarse con confianza. En este sentido se documenta, y así se da cuenta narrada de las experiencias y reflexiones de los participantes de manera directa, en el idioma en el que eligieron expresarse, sin traducción alguna. Por eso el volumen incluye textos monolingües, bilingües e interlingües.

¿A qué heridas se hace referencia en la obra?
—En su libro Borderlands/La Frontera. La nueva mestiza (1987), Gloria Anzaldúa escribió que “la frontera entre México y Estados Unidos es una herida abierta donde el tercer mundo raspa contra el primero y sangra”. Recurro a esta cita porque explica la intención con la que se acuñó el término en este volumen. Ella no está planteando una herida sólo como historia, tal como el Tratado de Guadalupe-Hidalgo; más bien se refiere a la herida reiterada, a la liminalidad misma en donde “raspan” esos dos mundos de manera real, metafórica y simbólica. Estas fronteras no sólo son geográficas, históricas, sociales, sino también culturales e identitarias. Anzaldúa se refiere a fronteras complejas, y no sólo externas, sino también internas; lo liminal entre el mundo que percibimos, el que nos circunda y el mundo interno. Son heridas que llevamos dentro incluso sin percatarnos, a veces con mucho dolor, pues son heridas profundas. Estamos hablando de fronteras-heridas que pueden convertirse, como Anzaldúa señala, en cicatrices-puentes. De ahí también viene lo transfronteras, mucho más allá de fronteras geográficas.

Es muy importante recordar que los migrantes no siempre han cruzado la frontera; más bien, ésta cruzó a toda la gente que estaba viviendo en esas áreas fronterizas. Quienes respondieron a la convocatoria eligieron abordar múltiples heridas individuales y colectivas. Hay ejemplos interesantísimos, muy conmovedores, en estos cibertestimonios. Todos somos muy frágiles, pero ¿qué es lo que nos mueve, lo que llevamos internamente? ¿Qué es lo que le motiva a alguien que no estuvo en Nueva York, pero fue testigo gracias a los medios, y que decide escribir acerca de eso hacia un público invisible en el ciberespacio? La intención también fue rememorar lo que puede caer en el olvido. Todo tiende a caer en una amnesia colectiva. De ahí la importancia de elaborar una obra que resguardara esas impresiones, esas heridas, y que abordara y compartiera momentos de sanación cultural, tanto individual como colectiva.

Claire Joysmith (editor), Speaking desde las heridas. Cibertestimonios Transfronterizos/Transborder (September 11, 2001-March 11, 2007), México, CISAN-UNAM/ Whittier College, California/ itesm/ Cátedra de Humanidades, campus Toluca, y Cátedra Alfonso Reyes, campus Monterrey; prólogos transfronterizos de John Beverley, Cristina Rivera Garza, Maria Antònia Oliver-Rotger, 651 pp.