Marzo de 2009
Año V, Número 39


Tendencia juvenil

Juventud mexicana

Los problemas que aquejan a la juventud mexicana son tantos y tan diversos, que resulta imposible analizarlos todos para delimitar sus causas y efectos. Por ello, a lo largo de la historia se han agrupado por áreas de estudio y se ha intentado abarcar la mayor cantidad de confl ictos posibles. Aunque la mayoría de estos problemas pueden analizarse desde diversas disciplinas, contar con información especializada es de gran valía para formular mecanismos de acción que permitan contrarrestar sus secuelas.

Para conocer las problemáticas que enfrenta la juventud en México, Humanidades y Ciencias Sociales acudió a varios investigadores de la Universidad, para conocer sus opiniones en torno a este tema.

De acuerdo con Adolfo Sánchez Almanza, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas, “la juventud mexicana se enfrenta a tres graves problemas: a) la insufi ciente incorporación y retención en espacios educativos, que reduce su capital humano y mejores posibilidades de inserción en las actividades económicas; b) la debilidad de oportunidades en el mercado laboral formal, que resulta más adverso para la población joven, llevándola a la informalidad; y c) las condiciones de pobreza, marginación y exclusión que producen resentimiento social”.

En este contexto, “las peores condiciones laborales y de ingreso se relacionan directamente con la pobreza de las personas, con su capacidad o no para acumular activos y acceder a bienes y satisfactores como la salud y la educación”. De acuerdo con cifras ofi ciales, “la pobreza total —de patrimonio— en el año 2006 afectaba a 44.7 millones de mexicanos y se estima que a fi nes del año 2008 haya aumentado a 49 millones de personas. En este escenario, alrededor del 5% de los hogares en pobreza patrimonial tienen jefes de familia de menos de 25 años. De acuerdo con la estructura por edad del país, en este último año 9.2 millones de jóvenes estarían en pobreza patrimonial”.

Sánchez Almanza señala que “en las condiciones de la crisis económica actual se prevé un aumento de desempleo total, pero que afectará con mayor intensidad a los jóvenes. La oferta educativa se mantendrá en un nivel reducido y las condiciones sociales se verán deterioradas. Por ello, resulta fundamental destinar recursos públicos, generar opciones para los jóvenes en la educación media superior y superior, mejorar su trayectoria laboral con la noción de trabajo decente, así como abrir espacios en la cultura y el deporte, con políticas universales integrales y sin intereses políticos. Estas medidas eran necesarias antes de la crisis; ahora son indispensables y urgentes”.

Por su parte, Héctor Castillo Berthier, Coordinador de la Unidad de Estudios sobre la Juventud del Instituto de Investigaciones Sociales, considera que el principal problema de los jóvenes es la exclusión. “Hay muchas juventudes en el país —indígenas, obreros, estudiantes, pobres, campesinos, desempleados, ricos, los de las tribus urbanas, etcétera—, cada una con problemas y formas de manifestación muy particulares, por lo que no creo que se pueda hablar de un solo problema. La juventud mexicana no existe como tal, es muy distinta entre sí y la simple edad no nos dice mucho sobre su verdadera situación socioeconómica, laboral, educativa, de inserción o estigmatización social que tienen los muy diversos grupos que la conforman”.

“Pero si pensamos en aquellos grupos de jóvenes que son la mayoría —los de sectores populares, los que no tienen empleo, los que no pueden estudiar por falta de espacios en la escuela, los rechazados, los expulsados, los estigmatizados, etcétera—, el principal problema es la exclusión en sus diferentes modalidades: la discriminación como exclusión; la falta de empleo y acceso a la escuela como exclusión; la estigmatización (‘si tienes un tatuaje, o te vistes de tal o cual forma, eres —o pareces— delincuente’, etcétera) como exclusión; la falta de acceso a las decisiones de políticas públicas como exclusión; la falta de espacios públicos de expresión como exclusión, aunque aquí estén incluidas otras variables, como la familia, la escuela, la cultura, la autoridad o el empleo. Este último aspecto sigue siendo el principal problema por resolver en el presente y en el futuro de este importante grupo social”.

DESEMPLEO

En el primer trimestre de 2009, la población económicamente activa de México • era de 45.1 millones de personas, que representaban el 58.7% de la población de 14 años y más. De este porcentaje, 96.1% estaba ocupado y el 3.9% restante desocupado.

La población joven (considerada entre 15 y 24 años) suma 21.2 millones de per- • sonas en 2009. De ese total, 4.3 millones (el 21%) de los jóvenes no estudia ni trabaja. La tasa de desocupación juvenil es de 6.6% y entre las mujeres aumenta a 7.4%.

Entre los 1.8 millones de jóvenes que trabajan y estudian, el 72% lo realiza en • actividades informales, y entre los 7.1 millones que sólo trabajan, el 61% lo hace en empleos precarios.

Fuente: INEGI, 2005; ENOE, 2009. Cifras proporcionadas por Adolfo Sánchez Almanza.