Diciembre de 2008 - Enero de 2009
Año V, Número 37


Bi / Centenario.

La triste historia, sus fiestas y el olvido (1)

Por José Carlos Hesles*

En esta era de conmemoraciones en que la consigna es ningún año sin aniversario, de celebraciones diarias por décadas y centenarios, la historia de México va tomando un giro alegre y festivo. Una serie de comisarios y comisiones de grandes y pequeños eventos, congresos, coloquios, simposios, seminarios, cátedras, libros, revistas, debates y documentales radiofónicos y televisivos, telenovelas y películas, páginas de Internet, anuncian el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. La pregunta de Ibargüengoitia es casi un tabú en cada uno de estos actos rituales, espectaculares: "cómo no va a resultar triste una historia que después de empezar tan bien y de seguir regular", empeora tanto; pero, "no todo es así. Después viene la fundación del PRI".

Y después viene la transición democrática. En un inquietante ensayo, O'Gorman reducía alegóricamente "el trauma de nuestra historia" a la cabeza bifronte de Jano: la mitad del rostro mirando al pasado y la otra al futuro; en el drama de dos ideales imposibles: la tradición y la modernidad; en el juego de espejos entre las "dos Américas": Estados Unidos y Latinoamérica. No se refería tanto a experiencias traumáticas, los acontecimientos límite de nuestra "triste" historia: las guerras civiles tras la Independencia, la guerra contra los Estados Unidos y la pérdida masiva del territorio nacional, la invasión de tropas francesas durante el Segundo Imperio, las violencias en diferentes escalas de la pax porfiriana, la Revolución y el régimen posrevolucionario; O'Gorman se refería en todo caso a sus efectos en cierto sentimiento común de fracaso histórico. Es un tabú que, sin embargo, torna intensamente significativas las conmemoraciones por la historia de México.

La "cultura de la derrota", los procesos de duelo por los "traumas nacionales", como sugiere Claudio Lomnitz, producen "un exceso de invocación histórica". La dramatización del dolor, el sufrimiento por pasados recientes o remotos es una forma de estar en el presente. La historia abierta al público, fuera de los espacios cerrados de la academia, se vuelve sumamente significativa, en los géneros discursivos, en los regímenes de enunciación de las representaciones de lo político; incluso en la presentación personal de los políticos. Lomnitz sugiere que el recurso al pasado es dominante en las izquierdas latinoamericanas, como una "rectificación de la historia: un regreso a los orígenes, una segunda oportunidad".(2)

En la teleología democrático-liberal de México contada en la clave épica de los héroes fundadores -contra los villanos: los traidores-, o en la clave mesiánica de los mártires por la salvación en la modernidad -el progreso, el desarrollo-, la historia es una sucesión de fracasos heroicos y gloriosos en la lucha por la libertad, la democracia. Ibargüengoitia escribió brillantes páginas sobre esta oscura ironía que forma el stock de imágenes del imaginario constituyente de lo político -no constituido realmente, pero constitutivo de la realidad.

Es un sistema, una red de símbolos que los mexicanos hemos tejido y que tornan significativas nuestras experiencias y expectativas, una trama que configura, en el lenguaje político, nuestro vocabulario moral, el idioma normativo de nuestro repertorio doctrinal, ideológico. Los debates en torno a la reforma energética son un ejemplo reciente. El lamento de O'Gorman en su discurso Del amor del historiador a su patria -sentimiento que motiva ética y apasionadamente su ensayo sobre el "trauma de nuestra historia"- sigue siendo por eso vigente: contra el "evangelio" o relato histórico "fatalmente predestinado al triunfo de una sucesión de hombres buenos buenos sobre otra sucesión de hombres malos malos". Es vigente, porque lo es la creencia en ese destino fatal: los buenos triunfarán sobre los malos -al final de los tiempos, de la historia, serán los bienaventurados.

Por eso la fiesta, la construcción del culto de los héroes, ha sido en México tan importante como problemática: por decreto, en la literatura apologética, con su majestuosa iconografía y estatuaria monumental, su presencia tanto en las calles y plazas como en el calendario cívico. "Los buenos festejos cívicos son la cosa más difícil de inventar […] sin provocar divisiones ni enemistades", decía Ibargüengoitia; "más problemático es festejar de manera adecuada a hombres que cambiaron el curso de la historia sin poner a la nación en peligro de que por los festejos, el curso de la historia vuelva a cambiar".

La "manera adecuada" para los comisarios y las comisiones del Bi / Centenario ha sido la "pluralidad" sin exclusión, la inclusión de múltiples historias, memorias y conmemoraciones, todas tan diversas como variadas, dispersas y confusas, por las que se festejan las efemérides entre 1810 y 1910, entre ese año y el 2010, en grandes y pequeños eventos. Es la "manera adecuada" para las élites políticas y culturales que representan tal "pluralidad": nuestra clase política, fragmentada, y el star system intelectual.(3) Entre ambos circulan recursos materiales y simbólicos, mediados por las facciones de la burocracia estatal, para la representación ritual y espectacular, en las diferentes esferas del espacio público, del consenso canónico en torno al santoral de los héroes por un lado y, por otro, al relativismo en el que todo es igualmente valioso; frente a ellos el campo académico administra un recurso escaso: la autoridad del saber, pero con una autonomía relativa, comprometida en la fiesta.

Esta "pluralidad" se justifica frente al olvido: recordarlo todo y celebrarlo con alegría. Múltiples son las formas del olvido: olvidamos lo que es insignificante del pasado para nuestras realizaciones prácticas en el presente, lo significativo y valioso del presente que creemos innecesario para el futuro, lo traumático -por supuesto-, lo que de nuestras experiencias pasadas ya no identificamos en nuestras expectativas futuras. Y olvidamos por saturación de recuerdos indiferenciados -como cuando despertamos de una larga noche de fiesta.

*Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM.

1 Este ensayito salió del espacio de reflexión que para mí ha sido el seminario "Memoria y política" que dirige Nora Rabotnikof en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM; y es un fragmento de una investigación que realizo con Eugenia Allier Montaño. Las fallas que el lector identifique en estas páginas son mías.

2 En Bolivia, Evo Morales recurre a la retórica de los quinientos años para "rectificar" la imposición colonial de blancos sobre indios; en Venezuela, Hugo Chávez refiere la "redención nacional" a la fundación de la república por Bolívar; en Chile, Michelle Bachelet recurre a las memorias del golpe contra Allende; en Argentina, los Kirchner recurren al peronismo; en Uruguay y Brasil, los triunfos de Tabaré Vázquez y Lula son referidos a la marcha por la democracia contra las dictaduras. En Perú, la reelección de Alan García es una "segunda oportunidad". En México, la izquierda echa mano del nacionalismo cardenista, la defensa de los derechos comunitarios de Zapata, el republicanismo laico juarista; la transición democrática tiene sus referentes en 1968 o el fraude electoral de 1988; o a la derecha, en 1910. En ambos casos contra el priísmo.

3 Fernando Escalante Gonzalbo lo explica con toda claridad; pero por resumirlo: un sistema de celebridades que es producto de las tendencias de concentración oligopólica de las industrias culturales y su integración vertical, tanto de la industria editorial, incluida la prensa, como de los medios electrónicos, la radio y la televisión.

BIBLIOGRAFÍA

Escalante Gonzalbo, Fernando, A la sombra de los libros. Lectura, mercado y vida pública, México, Colmex, 2007.
Ibargüengoitia, Jorge, Instrucciones para vivir en México, México, Planeta, 2007.
Lomnitz, Claudio, "Foundations of the Latin American Left", en Public Culture, vol. 19, núm. 1, invierno de 2007.
_____, "Narrating the Neoliberal Moment: History, Journalism, Historicity", en Public Culture, vol. 20, núm. 1, invierno de 2008.
O'Gorman, Edmundo, Historiología: teoría y práctica, México, UNAM, 2007.
_____, México. El trauma de su historia, México, Conaculta/UNAM, 2002.