Septiembre de 2008
Año IV, Número 34


Tribus urbanas: rostros de la diversidad juvenil
Aurora Zavala Caudillo?

La juventud ha sido estudiada desde diversos marcos conceptuales. Uno de éstos son las tribus urbanas, las cuales pro-porcionan herramientas metodológicas que permiten acceder al conocimiento de nuevos rostros sociales. Sin embargo, la estigmatización y desconocimiento de estas agrupaciones han dado lugar a la perversión y desconcierto respecto de las formas actuales de agregación social juvenil.

Al hablar de tribus urbanas se debe hacer referencia a la juventud, definida desde la antropología como una construcción sociocultural que se encuentra condicionada por un tiempo y un espacio determinados. Así, cada sociedad precisa las formas mediante las cuales se define qué es ser joven; de ahí que los jóvenes no sean homogéneos sino complejos e inmersos en un sinfín de realidades.

Las formas con que se define lo que es ser joven implican no sólo procesos biológicos sino también procesos sociales y culturales, en cuya creación y circulación cultural participan los muchachos. En ello destaca la influencia de las normas, com-portamientos, derechos y obligaciones, ritos de paso, valores, atributos asignados y apropiados por el joven, los cuales se rela-cionan con la moda, el lenguaje, la música, e integran estilos propios que definen la identidad juvenil a partir de una serie de estructuras, distinguiendo a la juventud de otras generaciones.

En estas nuevas formas de reunión, los muchachos crean y recrean estilos propios de presentarse ante los otros, buscando el acercamiento y la fundación de nuevas colectividades, tales como las llamadas tribus urbanas. Entre éstas destacan los punks, darketos, raztecas, eskatos, cholos, emos y rockeros. Se trata de agrupaciones que se caracterizan por una comunidad emocional, cimentada en la comunión de emociones intensas, a veces efímeras y en ocasiones sujetas a la moda, pero siempre dotadas de un estilo agregativo.

Las tribus urbanas se consideran un emblema, pues posibilitan la visibilidad y espectacularidad de los jóvenes; al delimitar la distinción entre una generación y otra, reflejan el desencanto y el declive de las instituciones, la falta de empleo y expectativas para el futuro.

Asimismo, estos grupos carecen de bases territoriales estables: el territorio constituye un espacio culturalmente construido, lo cual implica que es valorado y apropiado de manera simbólica por las diferentes tribus, originando con ello una serie de rela-ciones de poder y negociaciones de uso y adquisición del territorio de acuerdo con los significados de los lugares.

Las rutas de ocio que establecen las tribus urbanas se articulan en torno a locales de diversión y consumo. Los espacios vi-vidos por estas tribus se hacen significativos merced a ciertos momentos y tiempos en los cuales se disfruta e instituye el vínculo social con el otro. Los conflictos que llega a haber entre los distintos grupos son más de carácter episódico que endémicos; se originan en las diferencias de estilo y espacios de pertenencia.

El objetivo de las tribus consiste en la creación y recreación de estilos personalizados, los cuales son la expresión simbólica de cada agrupación; a partir de la conjugación de varios elementos materiales e inmateriales, los jóvenes expresan su identidad como grupo. No hay que confundir el estilo con la moda o un atuendo específico: para la tribu urbana el estilo representa su identidad, la resignificación de ciertos elementos que permiten la emergencia de nuevos códigos en el lenguaje, en la música, la estética y en determinadas actividades, constituyendo su emblema.

El lenguaje es la forma simbólica fundamental de lo humano; posibilita la articulación y relación del pensamiento. Por lo que toca a las tribus, éstas se expresan mediante un argot, el uso de metáforas y la entonación, lo cual posibilita su re-presentación característica.

Desde luego, el lenguaje se encuentra vinculado con la música: ambos son un emblema que marca la identidad. Entre los ritmos más favorecidos por los jóvenes se encuentran la música gótica, el reggae, el techno, el rock urbano, el rock and roll, el pop, entre otros. La producción musical permite manifestar estados de ánimo y refleja el sentir de los muchachos.

La estética se refiere al reconocimiento de cada tribu, a la autenticidad y originalidad del atuendo, el peinado, así como las marcas que distinguen a los jóvenes de los adultos. En este sentido, algunos de los aspectos estéticos juveniles más representativos son los tatuajes, el vestuario -caracterizado por las prendas tumbadas, entubadas, de mezclilla, las bermudas, la manta, la piel-, estilo andrógino, el maquillaje, el color negro y el morado y los piercings.

Las actividades se exhiben en determinados momentos; por lo general implican cierto grado de participación de los miembros de las tribus, la cual varía dependiendo del evento. Puede tratarse de actividades de ocio, tales como la asistencia a locales, bares, antros, pulquerías, o bien aquellas que implican la realización de alguna hazaña que permita al joven pasar de un estatus a otro, obteniendo con ello determinada posición dentro de la tribu urbana.

La creación y producción de estilos de las tribus urbanas emergen de varios elementos que se toman tanto del pasado como del presente; no son estilos estáticos sino dinámicos, de acuerdo con el tiempo y el espacio en que se ubiquen las agrupaciones. El aspecto cohesivo de las tribus urbanas reside en los sentimientos, valores, lugares e ideales comunes, los cuales están a su vez completamente contenidos, localizados, y se encuentran bajo diversas y numerosas experiencias sociales.

Los jóvenes pertenecientes a una tribu urbana no cuentan con un proyecto de vida orientado hacia el futuro; se identifican por la necesidad de estar juntos, de crear nuevas formas de socialización a partir de los afectos que construyen vínculos elementales entre ellos. Tales vínculos se convierten a su vez en lealtades, en ayuda mutua, en procesos de construcción de identidad. Por ello, los afectos posibilitan hablar de nuevas modalidades de reunión en que el grupo, el estilo, la música, la estética y el lenguaje conforman las diversas maneras de habitar ese otro lugar y de vivir de los jóvenes.