Julio-agosto de 2008
Año IV, Número 33


Además de técnico-económico, la reforma energética es un tema esencialmente histórico, político y geoestratégico:
John Saxe-Fernández

"En el periodo de la Guerra Fría, las flotas submarinas de las dos potencias -Estados Unidos y la Unión Soviética- pululaban por el planeta; sin embargo, entre dichos consumidores y el petróleo mexicano no mediaban las largas y vulnerables líneas de comunicación marítima. Consecuentemente, era manifiesto el valor estratégico del petróleo mexicano, venezolano y canadiense por su localización geográfica. En los años setenta, con el inicio del agotamiento de la reserva petrolera estadounidense, la guerra del Yom Kippur en Medio Oriente y el embargo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo contra EUA por su apoyo a Israel, el interés de la Casa Blanca se volcó sobre la dinámica interna del proceso de toma de decisiones del gobierno mexicano en materia petrolera", dijo en entrevista John Saxe-Fernández, coordinador, con Víctor Flores Olea, del Programa de Investigación "El Mundo en el Siglo XXI", del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH).

Al referirse a la reforma energética propuesta por el Ejecutivo y a la polémica que ésta ha desatado, Saxe-Fernández afirmó que "es un intento sistemático -a partir de la negociación de la deuda en 1982- de llevar a Petróleos Mexicanos a lo que los documentos oficiales del Banco Mundial (BM) conciben como 'punto de venta'. Formalmente este organismo, junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), bajo la égida de EUA, en el sector energético ha 'sugerido' políticas favorables a las empresas de esa potencia".

¿Hacia dónde va la discusión? ¿Cuál es la intención real de esta reforma?

-La propuesta estadounidense, ahora tramitada por medio de Felipe Calderón, sigue la misma línea observada desde la década de los ochenta. Muchas ya han sido aprobadas e impactan la actividad de PEMEX. La injerencia externa se acentúa con la instauración del régimen acreedor instalado a raíz de la negociación de la deuda externa en 1982.
El hecho central, histórico, es que PEMEX, desde sus inicios, ha estado en la mira de EUA. Incluso antes de que existiera el BM, las grandes empresas petroleras de ese país desplegaron todo tipo de presiones para hacer fracasar la nacionalización efectuada por Lázaro Cárdenas.

En este sentido, la participación de Lorenzo Meyer en los debates en el Senado de la República fue fundamental. Sin una perspectiva histórica no se percibe la magnitud de lo que estamos hablando. La geografía es igualmente esencial, como puede atestiguarlo quien contemple el enorme despliegue de la infraestructura de PEMEX en el territorio nacional.

Es vital recuperar la memoria histórica sobre este proceso -opinión bastante divergente de la expuesta por Calderón en relación con el papel de la historia y la política en el debate. Además de lo económico, lo histórico, político y geoestratégico es esencial en la reforma energética.

En 1980 publicó el libro Petróleo y estrategia, en el que mencionaba que "el problema radica en que Estados Unidos no cuenta con los recursos petroleros suficientes para mantener operando su economía", y que por lo mismo "requiere de los yacimientos de México, Venezuela, Canadá y Oriente Medio para satisfacer su creciente demanda del energético". A veintiocho años de aquel análisis, ¿cuál es el escenario que vive México?

-En la década de los setenta, la reserva petrolera de EUA llegó a lo que los geólogos llaman Peak oil, es decir, a la cima de su producción. Así lo anticipó el geólogo Hubbert Marion King en la década de los cincuenta. Él anunció que EUA llegaría a una cima de producción, a partir de la cual descendería. Predicción que fue equívoca por sólo pocos meses.

El arribo de EUA a su máximo de producción y el descenso de su reserva continental -cuarenta y ocho estados- a principios de los setenta, coincidieron con los mencionados acontecimientos militares en el Oriente Medio, sede de poco más del 60% de la reserva mundial de petróleo. El embargo de la OPEP como manifestación de rechazo al apoyo de EUA y Holanda a Israel, generó un enorme trauma estratégico para el país vecino.

En aquel momento, EUA importaba entre el 25 y el 27% de todas sus necesidades de petróleo; hoy es deficitario en más del 60%. A partir de entonces comenzaron a mirar hacia México y Canadá con ojos distintos: ojos "geoestratégicos", con gafas empañadas por la codicia empresarial.

Me explico: a raíz de los hallazgos de la década de los setenta en México, cuando se descubren los inmensos yacimientos petroleros del campo Cantarell -en la liga de los grandes campos del planeta, como Ghawar, en Arabia Saudita-, EUA y su aparato de seguridad ponen la mira en el petróleo mexicano y en la dinámica política del país.

Cabe recordar que de 1938 a 1976, aproximadamente, México había usado el petróleo como parte de un esquema de desarrollo nacional, muy orientado a la transformación del hidrocarburo por la vía de la construcción de refinerías para dar aliento a la industria petroquímica nacional. Con ellos se generaron encadenamientos productivos de importancia.

Durante las décadas de los setenta y los ochenta -cuando se da la gran discusión sobre si México debía privilegiar la exportación de crudo-, se confrontaron dos escuelas de pensamiento. La primera, partidaria de transformar el petróleo para darle mayor valor, estaba conformada por ingenieros -como Heberto Castillo-, petroleros, políticos y economistas que apoyaban esta postura, presente desde tiempos de Lázaro Cárdenas. La segunda, alentada por EUA y que se autocalificó de "reformista", tomó fuerza gracias a las condiciones atadas a los empréstitos pactados por EUA con gobiernos que por su sometimiento a esa condicionalidad conocemos como "neoliberales". Sus argumentos fueron -y son- absurdos: resulta mejor exportar el petróleo, decían en los años setenta, "porque pronto habrá sustitutos" y otras opciones de mercado.

Hoy sabemos que la petroquímica está y estará con nosotros por mucho tiempo en el futuro, y que ésa es la gran veta: más y más refinerías para impulsar la petroquímica -y el empleo- aquí, y no allá, decía Heberto. Y tenía toda la razón. Pero en esa época se restringía la discusión no a la petroquímica, sino al uso del petróleo para su exportación o para el transporte y la quema para generar electricidad. Grave error geopolítico, ecológico y económico.

Esa línea, fortalecida dentro del gobierno por los préstamos del BM, prevaleció e impactó el proceso de toma de decisiones, como nombramientos clave para los "reformistas privatizadores". Se colocó en la dirección de PEMEX gente cercana a negocios y empresarios-funcionarios de EUA. La relación de Díaz Serrano con Bush padre es archiconocida. Pero ése fue el "paradigma", que aproxima lo empresarial con el aparato de seguridad. La simbiosis Estado-empresa es nodal en EUA, donde se acompaña de gran tráfico de influencias y de personas -algo que desarrollo en Terror e imperio. Un colega estadounidense sintetizó el asunto así: "en EUA la seguridad nacional son los negocios, los negocios son la seguridad nacional". De tal suerte que no era extraño el tránsito de Bush-empresario socio de Díaz Serrano, y Bush director de la CIA.

Desde entonces, muchas de las grandes decisiones en materia petrolera son impactadas por los dictados elaborados en el Potomac. Por ejemplo, la condicionalidad atada a todas las líneas de crédito del BM-BID-FMI, como lo documento en La compra-venta de México, y además por la creciente influencia del aparato de seguridad y espionaje de EUA en el proceso de toma de decisiones acá: entre ellas la famosa "veda" a la construcción de refinerías, porque, según ellos, existía "el peligro de un Japón petroquímico al sur de la frontera de EUA".

Después de López Portillo, el régimen intensificó la exportación de crudo. Durante su participación en el debate energético, Javier Jiménez Espriú -quien ofreció una espléndida presentación- recordó cómo las propuestas que se generaron en PEMEX para la construcción de refinerías fueron vetadas por la Secretaría de Hacienda. El veto no venía precisamente de allí, sino de la Casa Blanca, vía el Fondo Monetario Internacional-BM. Así se detuvo la necesaria ampliación de las refinerías que el país precisaba. Ahora gastamos miles de millones en importar gasolina. Y esa condición deficitaria, creada por ellos en beneficio de sus empresas, se utiliza como parte de los "argumentos" para la reforma. Por eso Jiménez Espriú acertó al explicar que la "modernidad" que los reformadores usan como argumento era porque no tenían ni "mother-ni-dad".

En los años ochenta, el gobierno de Ronald Reagan emitió un comunicado de Seguridad Nacional sobre el mencionado peligro de un Japón petroquímico al sur de la frontera. Con sobrecapacidad de refinación, lo que menos necesitaban era que México refinara petróleo y sentara fundamentos para el gran negocio de la petroquímica, que además es gran generador de empleo.

A lo largo de este proceso se rompieron encadenamientos productivos y hubo una verdadera masacre de pequeñas y medianas empresas dedicadas a la petroquímica, porque el negocio del petróleo estaba en transformación. Recuerdo que Rafael Decelis en algún momento señalaba la cantidad de dinero que puede generar un barril de petróleo, el cual estaba entonces a 9 ó 15 dólares. Incluso a 150 dólares no es negocio, porque en los encadenamientos petroquímicos y comerciales, puede generar más de 1,000 dólares por barril y buena cantidad de plazas. Si se exporta un barril de crudo, digamos en 122 ó 140 dólares, se crean 0.01 empleos.

Además de regresión, exportar crudo e importar refinados es una inserción de corte colonial en la economía internacional. En un mundo en que se hace más difícil y caro encontrarla, México posee una considerable riqueza petrolera.

Cuando se autorizó la construcción de una nueva refinería, se tomó la decisión de hacerlo en Texas, no en México. Esto sólo para dar una muestra de la colonialidad de quienes toman decisiones acá: ex gerentes de la Coca-Cola en Los Pinos, o de Du Pont en PEMEX, quienes anunciaron que "el reto es cómo usar este recurso para fortalecer la seguridad nacional energética de nuestros principales socios", según Raúl Muñoz Leos.

Uno de los principales programas del BM es la "modernización gerencial". Ello amerita atención, porque estamos hablando del desmantelamiento administrativo de PEMEX, el cual consiste en aplicarle un mecanismo que en inglés se llama divestiture, que es lo contrario de investiture -término que se aplica cuando un rey o un presidente va a asumir el cargo y se le da la "investidura"-; el divestiture es quitarle pedazos, desvestirlo.

Es una práctica antimonopólica empleada en EUA. En los setenta el Senado planteó hacerlo con las grandes empresas petroleras, pues los senadores estaban muy molestos con el aparente acuerdo entre esas empresas y los productores árabes para subir los precios del crudo. La estrategia consiste en dividirlas: la parte petroquímica se convierte en una empresa, la comercializadora en otra, la parte de perforación y exploración en otra, etcétera. Pero no lo hicieron porque se mostró que con ello los pedazos serían prontamente aniquilados o absorbidos por la competencia internacional. Sin embargo, es lo que el BM aplicó a Petróleos Mexicanos: dividir y descoordinar la empresa. Por la naturaleza de su operación, todas las petroleras en el mundo requieren una integración vertical, desde el pozo hasta los distintos encadenamientos productivos y la comercialización. En México se rompe con esa integración vertical, creándose incoherencias administrativas, gran dispendio y desarticulación, como ocurre entre PEMEX petroquímica y PEMEX producción, a tal grado que a la primera le resulta más barato importar el crudo que utilizar el que se produce en PEMEX.

Antes de que se realizara esta división en pequeñas empresas, había 250 puestos a nivel superior; con la reforma se multiplicaron a 1,250. Se agregaron 1,000 funciones administrativas con altos salarios. La intención no fue la "modernización gerencial", sino llevar la empresa a un "punto de venta".

Además, a PEMEX se le somete a una brutal agresión fiscal. Con datos duros de los informes financieros de PEMEX, José Luis Manzo ilustra este asalto realizado desde la Secretaría de Hacienda, la "sucursal del Banco Mundial" que atiende la política económica del país.

Es necesario recordar que durante el sexenio de Ernesto Zedillo se realizaron -al calor de la macrocrisis financiera de diciembre de 1994- modificaciones "legales" que están en la base de la reforma de Calderón y la del PRI. Hoy como ayer, las cúpulas del PAN y el PRI impulsan una involución mayor del proyecto nacional, esperando superar la hazaña que protagonizaron en 1995, cuando EUA, al calor de la macrocrisis financiera, fraguó el rescate denominado Acuerdo Marco para la Estabilización de la Economía Mexicana que, como acotó María Fernanda Campa Uranga, entonces una lúcida ingeniera de PEMEX, "más que una carta de intención solicitada a un prestamista exigente por un deudor moroso, parece una carta de rendición incondicional al término de una guerra".

Esta puntualización atiende al hecho de que esa operación, orientada en realidad a salvar a grandes inversionistas de EUA, exigió el aval-factura a futuro por exportaciones de crudo que aún se encontraba en el subsuelo, lo que, además de magna irregularidad jurídico-constitucional, transformó la riqueza petrolera mexicana en reserva estratégica de facto de EUA. Como expliqué en La compra-venta de México, el entreguismo fue -y es- de gran alcance: el 29 de abril de 1995, por medio de los votos del PRI y del PAN, Zedillo logró modificar la ley que regula el artículo 27 constitucional, con el fin de proceder a la apertura a la inversión privada, nacional y extranjera, de la transmisión, almacenaje y distribución del gas natural.

Ése fue el diktat imperial para desmonopolizar y hacer competitivo a PEMEX. La conocida revista del ramo, Oil and Gas Journal, celebró así la proeza antinacional de Zedillo: la medida "representa la primera y más importante modificación de la Constitución mexicana en relación con la industria del gas natural y del petróleo efectuada desde su nacionalización en 1938" (vol. 93, núm.19, mayo de 1995, p. 83). Es lo mismo que ahora proponen el PRI y Calderón, con arrebato traidor, pero esta vez para todo PEMEX.

¿Cómo proceden nuestros gobiernos? Para anunciarnos los grandes despojos, como la privatización bancaria y ahora petrolera, los presidentes suelen viajar al exterior y desde ahí nos informan. Algo que hizo recientemente Calderón: estaba fuera del país cuando presentó los aspectos de la reforma energética. Asimismo, en febrero de 1996 y ante la comunidad bancaria de Italia, Zedillo dijo: "México se encuentra inmerso en un proceso de privatización de los ferrocarriles. Trabaja arduamente en un marco regulatorio para lograr la inversión privada en la distribución, comercialización y almacenamiento del gas natural, así como la privatización de las plantas petroquímicas secundarias de PEMEX y de las terminales portuarias y aeroportuarias que presentan características para tal efecto".

En resumen, se observa el avance de la "compra-venta de México" bajo aquel principio neoliberal: "En México todo está en venta, excepto la virginidad de la virgen de Guadalupe".

De seguir apostando a la búsqueda y explotación de yacimientos, ¿qué panorama podría presentarse en México?

-En aguas someras, en tierra, existe petróleo por extraer. Eso es prioritario. Todavía hay mucha recuperación que debe realizarse a todo nivel. Y ello sin dejar de atender la exploración en aguas profundas. Sin la corrupción del contratismo desatado y sin la incalificable agresión de Hacienda, PEMEX puede hacer lo que quiera. Genera enormes recursos (hablo de los cientos de miles de millones de dólares). Pero primero necesitamos gobiernos que articulen el interés público nacional. De eso carecemos desde hace un cuarto de siglo. Tenemos petróleo para subsistir veinte o treinta años, y es una excusa la falta de tecnología y financiamiento. Estos argumentos se cayeron, fueron destrozados por todos los especialistas del ramo.

El predicamento del país es grave. A diferencia de lo que hizo Zedillo, ahora, por encima de este proceso privatizador calderonista -en realidad es del alto empresariado extranjero y sus achichincles locales-, se está montando un mecanismo de corte policial militar, vinculado con el despojo de los recursos naturales. Es un esquema estadounidense que utiliza instrumentos de facto: la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte, establecida en marzo de 2005 por Bush.

Existe un proceso de integración, conformado por el Comando Norte en 2002, que comprende México, Canadá, partes del Atlántico y del Pacífico, como una ampliación del perímetro de seguridad de EUA. También está el Plan México, rebautizado Iniciativa Mérida, que forma parte del esquema de integración militar de la "América del Norte", incluyendo una reorientación de la función militar mexicana, alejándola de la "defensa nacional" -de eso quieren encargarse los gringos por medio de empresas de seguridad tipo SyColeman o Blackwater. La idea es que los nuestros se dediquen a labores policiales-represivas. Es un planteamiento esencialmente colonial.

EUA plantea manejar esto desde el Comando Norte, cuya "jurisdicción", según ellos, termina en la frontera de México con Guatemala. Desde Guatemala hasta la Patagonia opera el Comando Sur. Son sistemas altamente represivos, paramilitarizantes, que emplean la "guerra contra el crimen", el "narco" o el "terrorismo" como una mampara para proceder con mecanismos de ocupación y de vigilancia territorial, primordialmente ahí donde están los recursos: petróleo, gas, agua, minerales, biodiversidad.

Lo peligroso de nuestro predicamento: el proceso de privatización y extranjerización de PEMEX ocurre en un contexto de corte militar, policial y de inteligencia sumamente grave para el ejercicio de la soberanía de México. La integridad del país está en grave riesgo.

¿Qué pasa con las fuentes alternativas de energía? ¿Por qué no se emplean?

-Es muy importante entender los enormes costos ambientales que conlleva la producción petrolera, desde la exploración hasta la perforación, desarrollo y explotación de los campos petroleros -sean en tierra o en el océano. Se generan enormes y con frecuencia irreversibles costos ecológicos medioambientales: en el suelo marino, por los lamentables derrames que hay en este proceso, se destruye la floresta y se afecta a la fauna. Por tanto, plantear que la producción de un barril de petróleo en México es de unos 4 ó 5 dólares es un fraude: se necesita una contabilidad seria.

Por otra parte, quemar el combustible fósil para abastecer el sistema de transporte y para generar electricidad es un gravísimo error. Más del 80% de la producción de electricidad del país viene de la quema del petróleo. Otra proporción viene de sistemas tan peligrosos para el medio ambiente -y para los esfuerzos por detener la proliferación nuclear- como es el uso de la energía nuclear en Laguna Verde.

Se descuida aquí, en EUA y otros países, el desarrollo de fuentes alternativas y renovables, el cual es indispensable para mantener bajo control las emisiones de gases con efecto invernadero. México es un país solar con una enorme reserva de energía; además posee un régimen de viento igualmente rico para la energía eólica.

Desde hace treinta años, los científicos mexicanos -de la UNAM, del Politécnico, etcétera- han planteado la necesidad de desarrollar en México celdas fotovoltaicas, así como usar el calentamiento del agua por el sol, las fuentes eólicas y todas las alternativas renovables. Pero tal parece que no ha pasado nada, que estamos en la misma posición y que desalentó todo ese impulso al desarrollo tecnológico propio. Incluso, uno de nuestros altos ex funcionarios, secundado por Hacienda, se dedicó con ahínco al desmantelamiento del Instituto Mexicano del Petróleo.

Es la colonialidad desatada: ahora importamos de Alemania los calentadores de agua solares. Del ámbito automotriz ni se diga: todo es importado y, en el mejor de los casos, armado en México. El abandono de las actividades de desarrollo tecnológico para las fuentes alternativas de energía es absolutamente inconcebible. La UNAM -que es una universidad de primer mundo que opera, infortunadamente, en un medio dominado por una "burguesía-patito" dedicada al vidrio, cemento, cerveza y cuando mucho a la maquila telecomunicativa- continúa con ellas, tiene un excelente programa de energía, de desarrollo de alternativas en Cuernavaca, pero hace falta apoyo para proyectos de ese tipo.

Necesitamos saber con precisión cuánto cuesta realmente el petróleo. Hace poco, unos ingenieros petroleros de Brasil vinieron a explicar cuál era la verdadera situación de Petrobras, y calculaban que al barril de petróleo había que agregarle 100 dólares sólo por los costos de seguridad de la guerra de Iraq. Y la guerra de Iraq ha costado al erario de EUA más de 505,000 millones de dólares.

Sin embargo, Joseph Stiglitz acaba de publicar un libro que muestra los costos macroeconómicos de la guerra de Iraq, los cuales oscilan entre 3 y 5 billones -millones de millones- de dólares. Los costos son inmensos. Más del 90% del transporte público de EUA está automovilizado, carreterizado y muy asfaltizado. Creo que a lo largo de estos decenios, la alcahuetería de nuestros neoliberales, que facilita a EUA nuestro petróleo, induce allá una suerte de "pereza" para el desarrollo tecnológico alternativo. Esperaríamos que con los precios del petróleo a más de 120 dólares -cifra que puede subir o bajar, dependiendo de eventos circunstanciales o estructurales, como un prolongado estancamiento con inflación en EUA-, por contagio, se induzca al ahorro energético: ahora se percibe mejor la torpeza de entregar nuestros ferrocarriles y desmantelar su servicio de pasajeros. La aeronáutica se hará mucho más cara.

En México hemos procedido exactamente al revés: no se han tomado medidas para mitigar la transición de un mundo basado en la quema de combustibles fósiles, a un mundo pospetróleo, como lo muestro con cifras en Terror e imperio.

Se soslaya la idea nodal de transitar de una economía basada en petróleo de fácil acceso y barato, a una economía en que el petróleo es más difícil de localizar. Se acabó el petróleo barato. El quid es realizar esta transición sin una tercera guerra mundial. Pero aquí y allá se han acentuado los precipitantes de guerra civil y mundial. Esperamos que el mundo, y en especial nuestra América Latina, se abran al uso de energías renovables y al de sistemas de transporte colectivo electrificado.

Con el barril de petróleo caro no sólo el transporte aéreo tendrá que reconfigurarse; también se afectará el transporte de mercancía. Ello hará necesario el fomento a la generación alimentaria en áreas próximas a los centros de consumo. Las pautas de desarrollo urbano y suburbano predicadas en el uso intenso del automóvil sufrirán un impacto profundo. Para nosotros, al sur del Bravo, las consecuencias de la imprevisión y falta de planeación podrán ser desastrosas. También para EUA, que desde los años veinte auspicia el uso del automóvil privado y el mayor consumo de gasolina posible con coches-dinosaurio, en boga hasta hace pocos meses.

Toda esta "resistencia al cambio de paradigma energético" puede resultar fatal para la especie humana. Más aún, para todas las especies vivas. Necesitamos un diagnóstico continuo de este proceso. El petróleo es finito. Pero en el largo periodo hasta ese agotamiento, podemos diseñar mecanismos de mitigación y de construcción social y tecnológica alternativa. No sólo los estadounidenses deben instrumentar el uso de energías alternativas, sino toda Latinoamérica; en realidad, es el asunto número uno en la "agenda humana".

John Saxe-Fernández realizó estudios generales en la Universidad de Costa Rica; cursó la carrera de sociología en la Universidad Brandeis, de Massachusetts, sociología y antropología en la Universidad Washington de San Luis Missouri, y estudios latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Durante décadas se ha dedicado a la investigación sobre seguridad energética. Es autor, entre otros, de Petróleo y estrategia; La compra-venta de México; De la seguridad nacional; Terror e imperio. Su sitio electrónico, www.jsaxef.blogspot.com, es visitado desde más de treinta países.