Junio de 2008
Año IV, Número 32


De Huaquechula a Nueva York:
en busca de mejores expectativas laborales

Blanca Laura Cordero

Huaquechula se sitúa en una zona agrícola del valle de Atlixco, al sur de Puebla. "Hace apenas cincuenta años las comunidades del valle eran sitios donde salir a otros lugares representaba grandes esfuerzos para sus habitantes". Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, los pobladores de esta zona se trasladaron a Estados Unidos en busca de mejores expectativas laborales y sociales. A partir de los años setenta este flujo migratorio aumentó y sus habitantes se concentraron en la ciudad de Nueva York, estable-ciendo una ruta permanente.

Para dar cuenta de este circuito migratorio, Blanca Laura Cordero publicó el libro Ser trabajador transnacional: clase, hegemonía y cultura en un circuito migratorio internacional, editado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. La presentación de esta investigación tuvo lugar en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN).

Este trabajo -explica Blanca Cordero en la introducción de su libro- "trata de la experiencia de hombres y mujeres de origen rural mexicano que han construido sus vidas individuales y sociales teniendo como sustento el trabajo de ellos mismos o sus allegados en Nueva York".

Blanca Cordero es doctora en Sociología por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Bene-mérita Universidad Autónoma de Puebla. Ha publicado los siguientes artículos: "Nueva York es como Puebla. Sobreviviendo en el México rural en un nuevo contexto global" (en Norma Giacarra y Bettina Levy, Ruralidades latinoamericanas, identidades y luchas sociales, Buenos Aires, CLACSO, 2004), "Viviendo en el capitalismo global: la organización de la sobrevivencia transnacional en Hua-quechula y Nueva York" (en Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies, Canadá, 2004), "La migración como proceso social total, un acercamiento a los estudios de la migración internacional México-Estados Unidos" (en In god we trust, del campo mexicano al sueño americano, México, U. V./Plaza y Valdés, 2007), entre otros.

Humanidades y Ciencias Sociales ofrece la entrevista con la investigadora, quien destaca algunas aportaciones de Ser trabajador transnacional: clase, hegemonía y cultura en un circuito migratorio internacional: "Me interesa explorar sistemáticamente -apunta la especialista- cómo el detalle de las relaciones, conflictos, emociones y contradicciones de su existencia social históricamente particular se empotran en patrones estructurales de desigualdad social en tiempos y espacios determinados".

¿Cuál es la aportación del libro?

-Su principal aportación radica en mirar hechos sociales y culturales comunes y corrientes en las comunidades y circuitos de migrantes trasnacionales -los cambios en la vida material, el abandono de las mujeres por parte de los maridos, el hacinamiento social, los discursos sobre el éxito y el fracaso de los migrantes, por ejemplo-, a partir de una lectura que los integra a manera de rompecabezas, desde una perspectiva que coloca en un ángulo central de análisis la dimensión de la experiencia de clase.

La experiencia de clase es vista aquí como acondicionamiento físico y moral al trabajo que realizan, bajo las condiciones sociales y cotidianas en que lo hacen. Por tanto, otorga mayor importancia a la construcción de consensos culturales y de resistencias a los contextos de dominación en los que los trabajadores y sus familias participan. Por ello, la exploración y el análisis de las subjetividades de los migrantes y sus familias se vuelven un aspecto central para entender cómo se experimenta la alienación al trabajo, o en los términos de las personas, "la vida de puro trabajo". En otras palabras, las subjetividades de los migrantes y los aspectos de su vida social y cultural se consideran parte de procesos hegemónicos, de combinaciones específicas de coerción y consenso, las cuales producen sujetos acordes con los contextos de explotación en los que están insertos.

¿En qué se diferencia esta obra de las publicaciones recientes que abordan el tema?

-Las publicaciones recientes sobre migración están centradas en el género, las identidades, el desarrollo, la ciudadanía, entre otros. En general, la dimensión de clase está ausente del estudio de los migrantes.

Se puede decir que se da por hecho que son actores desclasados, o bien que la clase es una condición económica fragmentada en el mundo actual, sin importancia para entender las particularidades de las relaciones de género, ciudadanía o identidad trasnacional.

En el análisis de los circuitos trasnacionales se privilegia la construcción de solidaridades, puentes sociales, esferas de acción identitaria y política. El conflicto no se considera central en la emergencia de estos grupos sociales especializados en la venta de su fuerza de trabajo en otro país, los cuales tienen la particularidad de seguir manteniendo vínculos en sus lugares de origen y organizar su vida entre dos o más localidades pertenecientes a más de un Estado nación, con grandes costos sociales, que transfieren valor a otros grupos sociales. No se incorpora a las interpretaciones de los fenómenos que cruzan la migración internacional, el hecho de que los migrantes mexicanos en Estados Unidos participan de realidades sociológicas e históricas, como la generación de nuevas formas de acumulación de capital que se concretan espacial y temporalmente de modo heterogéneo y que son de suma importancia para entender las experiencias sociales y culturales de estas personas.

La reorganización de las familias, la resignificación de las relaciones de género, los cambios en los estándares de vida y de consumo, por ejemplo, no están desligados de los nichos laborales en los que trabajan, de la falta de seguridad social y laboral, de la volatilidad del empleo, de la baja calificación con la que cuentan, de su clandestinidad, del componente racial de las relaciones de clase, etcétera.

¿De qué hablamos cuando nos referimos a la cultura de los trabajadores trasnacionales?

-En el caso de los migrantes oriundos de Huaquechula, Puebla, que van a trabajar a la ciudad de Nueva York, hablar de cultura de trabajadores trasnacionales significa que la producción cultural de la vida social está estrechamente asociada a la forma en que día a día las personas se organizan más allá de las fronteras geo-políticas, en razón de la construcción de disciplinas físicas y morales que se imponen ante los ritmos sociales cotidianos del trabajo flexible de ellos mismos o sus allegados en Estados Unidos. Entonces, la cultura de los trabajadores trasnacionales alude a las maneras en que los migrantes responden con sus propias subjetividades y acciones a la experiencia de ocupar los peores puestos en un mercado laboral que se nutre de su clandestinidad y autoexplotación.

En términos sociológicos, ¿cuál es la importancia de las realidades cotidianas que aparecen en su investigación?

-Muestran la experiencia de un gran número de personas que, con sus especificidades históricas, sociales y culturales, forman parte de nuevas formas de hegemonía material y cultural en el capitalismo global. Las reorganizaciones de los procesos de producción capitalista en el sistema mundo global se reflejan en la movilidad de un número cada vez mayor y heterogéneo de personas, que construyen experiencias vitales y sociales sustantivas a esta reorganización social del mundo contemporáneo.

La obra tiene la intención de mostrar cómo los conflictos, las emociones y dificultades cotidianas de las personas que participan en un circuito migratorio trasnacional se relacionan de manera concreta con estructuras macrosociales de distribución de poder y riqueza desigual.

¿De qué manera han contribuido la separación emocional, el abandono y la conflictividad familiar en el proceso de trasna-cionalización de la producción y reproducción de mano de obra?

-El costo de la explotación se transfiere al ámbito familiar. En la mayoría de los casos, para que un varón (o mujer) trabajador migrante indocumentado conserve un trabajo en Estados Unidos y pueda mandar dinero a su familia, necesita del distancia-miento físico de ésta y con ello afrontar la soledad, construir otros modos de sociabilidad en aquel país, que con frecuencia implican alcoholismo, depresión, daños a la salud, etcétera. También construye nuevas formas de vida que se independizan de las metas familiares, causando distanciamiento familiar y social. Aun cuando mantenga los vínculos, éstos se tornan diferentes, más adecuados a una vida traslocal y no a una vida común, sustentada en la corresidencia, con su consecuente división del trabajo familiar e integración comunitaria, como sucede en sus lugares de origen.

De este modo, las consecuencias de los nuevos modos de vida para ellos, tales como la doble vida de los varones, la soledad de las mujeres, las paternidades conflictivas, son parte sustantiva de lo que algunos autores llaman la separación de los lugares de producción y reproducción de la mano de obra entre lugares pertenecientes a dos naciones asimétricamente relacionadas. Sin embargo, tal separación de los sitios de producción y reproducción de la mano de obra por medio de las fronteras geo-políticas es disuelta en los hechos por los migrantes -al menos en un nivel de análisis-, a través de sus prácticas trasnacionales en el ámbito de la vida familiar y la organización social que construyen para mantenerse como familias aun con el costo de la separación física y emocional.

Desde luego, el abandono, la infidelidad, la vida independiente de los varones frente a sus familias no son nuevos, pero en el contexto de la creación de una nueva clase trabajadora trasnacional, estos aspectos se convierten, primero, en fenómenos de mayor frecuencia y visibilidad, y segundo, en dimensiones de la vida social fundamentales a la trasnacionalización de la relación mano de obra-capital.

¿Podría explicarnos el término moral del éxito?

-La moral del éxito forma parte de esta cultura subalterna particular y se expresa en los discursos y prácticas que prescriben comportamientos aceptables para poder "ser alguien", "tener algo". El trabajo y cómo se disciplinan física y éticamente para ello es nodal en estos comportamientos.

Así, encontramos que generan categorías de personas entre ellos mismos; por ejemplo, "los que trabajan para matarse", los cuales materializan esta moral del éxito. Los que trabajan para matarse es una noción que regula la manera en que deben comportarse para poder sobresalir en un mundo de trabajo volátil, inestable y sin prestaciones. Aquel que trabaja para matarse necesita dar más en sus trabajos, aceptar horas sin pago, ganarse la confianza de sus patrones, lo que implica trabajar horas extras, ser leal, no faltar al trabajo, no ausentarse para viajar a su país frecuentemente. Pero también la vida cotidiana exige ciertos comportamientos para conseguir este trabajar para matarse: abstenerse de diversiones, no tomar en exceso para no faltar al trabajo, no malgastar el dinero producto de su trabajo para poder ahorrar y dar una mejor vida material a la familia.

Esta moral está, además, atravesada por las diferencias sociales de género. Las mujeres, por ejemplo, tanto las que trabajan con remuneración como las que no lo hacen, tienen un lugar especial en esto. Las que trabajan fuera de casa necesitan ayudar al esposo para "salir adelante" y cumplir con sus labores tradicionales de reproducción sin faltar al honor de los varones; por su parte, las que se quedan en casa requieren hacer un uso racional del dinero, para no despilfarrar el fruto del trabajo que realizan con tanto esfuerzo los maridos ausentes. "No vivir como rico" es otro precepto que expresa la manera como se debe vivir en un contexto en que es preciso controlar la fascinación por los dólares para alcanzar metas familiares de vivienda y educación.