Mayo de 2008
Año IV, Número 31


La seguridad nacional y la seguridad pública
desde una perspectiva estadounidense

Cuando se ha llevado la seguridad trasnacional, la reacción ha sido atacar, confrontar el terrorismo, militarizar la lucha contra la delincuencia organizada y construir muros para el control de los flujos transfronterizos. Estas medidas tienen impactos importantes en nuestra economía local y nacional, expresó David Shirk, director del Instituto Transfronterizo y profesor asistente del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de San Diego, California.

Durante su participación en la conferencia "La seguridad nacional y la seguridad pública desde una perspectiva estadounidense", organizada por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), el catedrático habló de los cambios políticos en los regímenes de Estados Unidos y sus repercusiones en países como México. Destacó que muchas naciones están transformándose; "desde regímenes políticos no competitivos -con problemas y acusaciones de fraude, de manipulación electoral-, hasta países que sufren el crimen organizado y la corrupción trasnacional. Son sistemas donde falta protección de los derechos humanos, sobre todo en el caso de las víctimas del crimen y abusos oficiales".

Al tocar el tema de la narcoviolencia, Shirk aclaró que ésta no es un problema exclusivo de México, sino compartido con Estados Unidos y con otros países productores y consumidores de droga. "Los últimos veinte años han evidenciado la realidad de este nuevo mundo desordenado. Se han capturado algunos capos, pero es como si se dieran dos pasos hacia delante y uno hacia atrás, porque el problema aumenta. Para muchos, este nuevo mundo está desordenado en numerosos aspectos, lo que presenta un nuevo paradigma que debemos estudiar y entender. Las funciones duales del Estado en materia de seguridad ya no son claras. Existen policías en comunidades rurales enfrentando el poder de organizaciones trasnacionales con mucho dinero, con armas más sofisticadas. El Estado y los mecanismos de estos niveles locales enfrentan retos muy diferentes para implementar el Estado de derecho".

Con la finalidad de resolver los problemas de seguridad, el especialista sugirió mejorar las instituciones y los acuerdos para la colaboración trasnacional. Precisó que es necesario el trabajo conjunto; de esta manera se deben crear instituciones que minimicen los espacios de las organizaciones trasnacionales ilícitas.

En su oportunidad, Leonardo Curzio Gutiérrez, investigador adscrito al área de Estudios Estratégicos del CISAN, indicó que el Programa de Seguridad Nacional de México "no considera en ninguna de las agencias de seguridad de este país un programa específico de cooperación con la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN)". Curzio Gutiérrez mencionó que no hay ningún reconocimiento a la existencia de la ASPAN, ni un cambio de actitud.

Por lo que corresponde al combate al narcotráfico, el investigador destacó que en los últimos años "ha existido un mayor nivel de convergencia -desde Clinton. Compartimos el mismo diagnóstico, en algún momento tuvimos grupos de contacto de alto nivel que funcionaron razonablemente bien, pero ahora México sigue diciendo que está igual de preocupado por las drogas que Estados Unidos; sin embargo, las armas entran de esa frontera a nuestro país. Ambas naciones se manifiestan muy preocupadas, pero no resuelven nada". Leonardo Curzio consideró que falta "un gran paraguas diplomático, mayor cooperación y coordinación para cambiar este panorama. Se requieren decisiones políticas de alto nivel".

Por su parte, José Luis Valdés Ugalde, director del CISAN, afirmó que a raíz del 11 de septiembre es elevado "el nivel de contradicciones en las que ha entrado el proceso de integración en América del Norte, al grado de un agotamiento estructural de fondo y forma".

"Los intereses partidistas y particulares en aras de la obtención del poder -como en los casos de Clinton, Obama y también McCain- han provocado que se cuestione e incluso se ponga en peligro un tratado que representa 800 millones de dólares diarios de intercambio comercial, por lo menos entre Estados Unidos y México. Esto evidencia una asimetría pronunciada entre los dos países".

Al mencionar la interdependencia que existe entre ambas naciones, Valdés Ugalde estimó que "hay un mayor sometimiento de México al esquema de seguridad estadounidense, que sacrifica el principio de la prosperidad y modernización de este país. Esto es muy serio, ya no podemos decir que hay interdependencia asimétrica; hay una dependencia simétrica cada vez mayor, por lo menos en el tema de la seguridad entre México y Estados Unidos".
Sobre la posibilidad de tener un concepto común de seguridad en América del Norte, el especialista expresó: "ese esquema de seguridad era el de home line security en los términos en los que se estaba planteando, pero no existía voluntad política por parte de Ottawa y de Washington para discutir el tema de la prosperidad, como se discute el de la seguridad. Entonces a México no le convenía un esquema único, independientemente de los avances que supone integrarlo a partir del 11 de septiembre. Las policías fronterizas, la identificación, el registro o prerregistro de los pasajeros en los respectivos aeropuertos -algo que por cierto no se ha interrumpido entre Canadá, Estados Unidos y México- nunca han prosperado por razones soberanistas".